El impulso de Ripple en el sistema bancario de EE. UU. ha provocado una nueva reacción negativa por parte de las finanzas tradicionales, y el director de tecnología de la empresa no se anda con rodeos.
Siguiendo el llamado de la Asociación de Banqueros Americanos para que los reguladores congelen las aprobaciones de licencias bancarias de criptomonedas, incluidas las de empresas como Ripple y Circle, David Schwartz dejó claro lo que pensaba sobre el movimiento, afirmando que las instituciones tradicionales detendrían el progreso por completo si se les diera la oportunidad.
Esta respuesta llega justo cuando Ripple avanza uno de sus proyectos más ambiciosos hasta la fecha. El 3 de julio, la compañía solicitó una licencia bancaria nacional en EE. UU., así como una cuenta maestra con la Reserva Federal. Ambas solicitudes se realizaron a través de Standard Custody, una compañía fiduciaria que Ripple adquirió el año pasado.
El objetivo es comprensible: integrarse directamente en el núcleo financiero de EE. UU. y desbloquear el acceso a la infraestructura de pagos a nivel de la Reserva Federal.
Sin embargo, esto es precisamente lo que el lobby bancario tradicional quiere prevenir. Parece que la presión de la ABA sobre la OCC está destinada a retrasar el progreso de Ripple. Sin embargo, Schwartz ha reformulado la resistencia como miedo, no como política. Retrata a las empresas establecidas como protectoras de su terreno en lugar de garantizar la seguridad o el cumplimiento.
La batalla más grande aquí no se trata solo de una empresa. Se trata de si las empresas nativas de blockchain pueden acceder a los mismos recursos financieros que los bancos tradicionales dan por sentado.
Ahora que Ripple ha presentado su solicitud, la OCC y la Fed deben tomar una decisión definitoria: permitir que las empresas digitales accedan al núcleo, o retrasarlas a petición de los veteranos.
Ver originales
Esta página puede contener contenido de terceros, que se proporciona únicamente con fines informativos (sin garantías ni declaraciones) y no debe considerarse como un respaldo por parte de Gate a las opiniones expresadas ni como asesoramiento financiero o profesional. Consulte el Descargo de responsabilidad para obtener más detalles.
Ripple CTO apunta a los lobbys bancarios en medio de la reacción por la licencia
El impulso de Ripple en el sistema bancario de EE. UU. ha provocado una nueva reacción negativa por parte de las finanzas tradicionales, y el director de tecnología de la empresa no se anda con rodeos.
Siguiendo el llamado de la Asociación de Banqueros Americanos para que los reguladores congelen las aprobaciones de licencias bancarias de criptomonedas, incluidas las de empresas como Ripple y Circle, David Schwartz dejó claro lo que pensaba sobre el movimiento, afirmando que las instituciones tradicionales detendrían el progreso por completo si se les diera la oportunidad.
Esta respuesta llega justo cuando Ripple avanza uno de sus proyectos más ambiciosos hasta la fecha. El 3 de julio, la compañía solicitó una licencia bancaria nacional en EE. UU., así como una cuenta maestra con la Reserva Federal. Ambas solicitudes se realizaron a través de Standard Custody, una compañía fiduciaria que Ripple adquirió el año pasado.
El objetivo es comprensible: integrarse directamente en el núcleo financiero de EE. UU. y desbloquear el acceso a la infraestructura de pagos a nivel de la Reserva Federal.
Sin embargo, esto es precisamente lo que el lobby bancario tradicional quiere prevenir. Parece que la presión de la ABA sobre la OCC está destinada a retrasar el progreso de Ripple. Sin embargo, Schwartz ha reformulado la resistencia como miedo, no como política. Retrata a las empresas establecidas como protectoras de su terreno en lugar de garantizar la seguridad o el cumplimiento.
La batalla más grande aquí no se trata solo de una empresa. Se trata de si las empresas nativas de blockchain pueden acceder a los mismos recursos financieros que los bancos tradicionales dan por sentado.
Ahora que Ripple ha presentado su solicitud, la OCC y la Fed deben tomar una decisión definitoria: permitir que las empresas digitales accedan al núcleo, o retrasarlas a petición de los veteranos.