A los dos años aprendí a hablar, ahora paso toda una vida aprendiendo a callar. A los tres años reconocí los colores, a los cuarenta me cuesta distinguir el bien del mal. Desde muy pequeño aprendí a caminar, pero ahora que he crecido, no sé cómo seguir el camino.
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A los dos años aprendí a hablar, ahora paso toda una vida aprendiendo a callar. A los tres años reconocí los colores, a los cuarenta me cuesta distinguir el bien del mal. Desde muy pequeño aprendí a caminar, pero ahora que he crecido, no sé cómo seguir el camino.