Toda autobiografía es una experiencia subjetiva de un individuo. Si esta experiencia alcanza la etapa de madurez y se convierte para su propietario en una especie de ansiedad artística, es inevitable que la escriba. Y las personas, sin importar cuánto tiempo pase y cómo cambien sus circunstancias, son uno de dos tipos de hombres: 1. Un hombre que ha llegado a donde esperaba y ha triunfado sobre la vida y sus dificultades, y ha sabido liberarse de sus complicaciones y obstáculos. 2. Y un hombre que ha luchado hasta que las espinas le han herido y ha experimentado el fracaso. Ambas experiencias, me refiero a la llegada y la decepción, alcanzan a través de la experiencia el nivel de madurez bajo una sola condición: la completa comprensión de los aspectos de esta experiencia y su visión al mirar hacia el pasado.