El enfrentamiento Waters-SBF: un juego del gato y el ratón en el Congreso

Observé el drama desarrollarse con una mezcla de frustración y oscuro entretenimiento. Maxine Waters comenzó con sus típicas cortesías políticas al invitar al niño dorado caído de las criptomonedas a testificar, pero la arrogancia de SBF rápidamente agotó su paciencia.

Ahí estaba - el hombre que vaporizó $32 mil millones en valor de la empresa y estafó a un millón de clientes - tratando de escaparse de la responsabilidad. "No estoy listo aún," tuiteó, como si estuviera rechazando una invitación a cenar en lugar de una citación del congreso.

Déjame decirte algo: he visto este baile antes. Waters inicialmente extendió esa cordial mano congresional, probablemente esperando ganar algunos puntos políticos con la multitud cripto. Pero la respuesta despectiva de SBF lo cambió todo.

"Estoy bastante seguro de que FTX US era solvente," afirmó. ¿Bastante seguro? ¿BASTANTE SEGURO?! ¡Este tipo dirigía la empresa! ¿Cómo demonios no lo sabe con certeza? Es como un piloto diciendo que está "bastante seguro" de que sabe cómo aterrizar el avión.

El tono de Waters cambió drásticamente en sus tweets de seguimiento. "Es IMPERATIVO que asistas," escribió, el equivalente digital de golpear su mazo. Las formalidades habían desaparecido. El subtexto era claro: presencia obligatoria, o te haremos asistir.

Mientras tanto, SBF estaba ocupado creando su persona de inocente genio confundido con las matemáticas en apariciones mediáticas, a pesar de que sus abogados indudablemente le gritaban que se callara. Incluso Elon Musk pidió su "tiempo fuera de adulto en la gran casa" - cuando has perdido el apoyo del campeón de Twitter de las criptomonedas, sabes que estás jodido.

Lo que más me enfureció al ver esto desarrollarse fue cuán descaradamente SBF intentó manipular la percepción pública. Sus entrevistas tartamudeantes y apologéticas olían a una actuación calculada - un acto de "pobre nerd confundido" diseñado para elicitar simpatía en lugar de responsabilidad.

La evaluación más condenatoria vino de Mike Novogratz, quien afirmó sin rodeos que SBF debería enfrentar tiempo en prisión. Y tenía razón: el hombre no estaba "aprendiendo y revisando" como afirmó; estaba desesperadamente tejiendo narrativas mientras $24 mil millones en fortuna personal de alguna manera permanecían sin justificar.

Waters ya no jugaba. La pregunta no era si SBF testificaría, sino cuánto más daño se haría a sí mismo cuando finalmente lo hiciera.