La economía estadounidense se encuentra atrapada en un torbellino de triple crisis. El motor de crecimiento que una vez fue motivo de orgullo, ahora está siendo desgarrado por tres fuerzas incontrolables: la magnitud de la deuda fuera de control, la sombra de la inflación que persiste y las contradicciones estructurales que se profundizan cada vez más. Estos tres problemas están entrelazados, formando un nudo difícil de deshacer.

Primero, miremos a la bestia de la deuda. El fundador de Bridgewater, Ray Dalio, ha advertido que la deuda de Estados Unidos se acerca a un punto crítico peligroso y que en el futuro podría enfrentar el riesgo de un "paro cardíaco económico". Cuando la velocidad de crecimiento de la deuda continúa superando la velocidad de crecimiento de la economía, todo el sistema es como un tren con frenos fallando, y el nivel de peligro aumenta día a día. El problema es que, independientemente de qué partido asuma el poder, no pueden escapar de la dependencia de la expansión de la deuda; esto se ha convertido en el único medio para mantener la prosperidad superficial.

El problema de la inflación también es complicado. Aunque los datos oficiales muestran que la inflación ha disminuido, los bolsillos de la gente común no mienten. Los precios de los alimentos, el alquiler y los costos de atención médica siguen siendo altos, y el poder adquisitivo real continúa disminuyendo. Esta gran disparidad entre la "inflación de datos" y la "inflación percibida" está erosionando la confianza del público en las políticas económicas. Peor aún, las políticas de austeridad adoptadas para controlar la inflación pueden desencadenar riesgos de deuda, dejando a los formuladores de políticas en una encrucijada.

Lo más oculto y letal es la mano invisible del desequilibrio estructural. Un crecimiento del PIB del 3.8% en el segundo trimestre de 2025 parece bueno, pero al analizarlo detenidamente, se descubre que esto se sostiene principalmente por las inversiones en propiedad intelectual de unos pocos gigantes tecnológicos. La fabricación tradicional está en declive, las pequeñas y medianas empresas tienen dificultades para sobrevivir y el desarrollo regional es gravemente desigual; la verdadera base económica no es tan atractiva como los números digitales. Este tipo de "crecimiento inflado" carece de sostenibilidad y, una vez que estalle la burbuja tecnológica, las consecuencias serían inimaginables.

Lo que es aún más grave es que estos tres grandes problemas han formado un ciclo vicioso: la expansión de la deuda eleva las expectativas de inflación, la presión inflacionaria obliga a aumentar las tasas de interés, lo que a su vez agrava la carga de la deuda, mientras que el desequilibrio estructural provoca una falta de crecimiento, y al final solo se puede recurrir a más deuda para estimular la economía. Una vez que este ciclo mortal se inicia, es muy difícil detenerlo.

El colapso de la economía estadounidense puede que no ocurra de la noche a la mañana, pero el continuo desgaste de estas tres fuerzas está desgastando poco a poco su resiliencia económica. Si no se realizan reformas fundamentales en el modelo de deuda, la política monetaria y la filosofía de crecimiento, esta crisis estallará tarde o temprano. Y cuando la mayor economía del mundo, Estados Unidos, se desacelere, la reacción en cadena que se desencadenará afectará a todos los mercados, incluido el ámbito de las criptomonedas. Para los inversores, prestar atención a estas señales de riesgo macroeconómico es más importante que perseguir tendencias a corto plazo.