Washington acaba de anunciar otra ronda de exenciones arancelarias este jueves, esta vez cubriendo plátanos, piñones, zumo de naranja y otros pocos productos más. Si sumamos estas nuevas exenciones a las anteriores, ahora estamos hablando de que aproximadamente el 40% de las exportaciones brasileñas a Estados Unidos quedan libres de aranceles.

Aquí viene lo interesante: esta medida otorga una ventaja significativa al gobierno de Lula. Un observador señaló que las implicaciones políticas son difíciles de ignorar: "Esto fortalece considerablemente a Lula".

Lo que plantea una pregunta obvia: ¿acaso alguien en el 1600 de Pennsylvania Avenue se molestó en hacer los cálculos antes de imponer esos aranceles tan elevados en primer lugar? Porque ahora están dando marcha atrás poco a poco, y empieza a parecer menos una política comercial estratégica y más un intento de control de daños.

Para quienes siguen las tendencias macro que repercuten en los mercados cripto, estos vaivenes arancelarios importan. Las tensiones comerciales y la incertidumbre política suelen generar volatilidad en los activos de riesgo. Cuando las principales economías empiezan a eximir el 40% de los flujos comerciales, es señal de un error de cálculo o de negociaciones bajo presión; en ningún caso transmite la sensación de un entorno político estable.