La persona que viene a pedirnos prestado, solo necesita devolver diez mil, los préstamos usureros son un pensamiento antiguo. El cliente toma esos diez mil para apostar, no más de 500 por vez. Si pierde, solo lo vemos perder; si gana, sacamos el 20% de las ganancias.
Él gana 500, nosotros le damos 100 y le quedan 400. Si sigue perdiendo, consideraremos que hemos trabajado en vano, pero seguro que recuperaremos el capital.
Al final, lo que buscamos no es causar daño, sino que es el camino correcto obtener intereses de nuestros clientes. Por eso, veneramos a los dioses, esperamos que nos traigan
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