Las relaciones entre Japón y China continúan deteriorándose, y la profesora de derecho japonesa Nayako Eto analiza las causas detrás de ellas y posibles desarrollos posteriores

Las tensiones entre Japón y China han vuelto a aumentar. El Ministerio de Defensa de Japón anunció recientemente que un caza J-15 que despegaba de un portaaviones de la Marina china utilizó radar para irradiar el F-15 de la Fuerza Aérea de Autodefensa de Japón, lo que generó preocupación por el aumento del riesgo de conflicto militar. En el contexto de las continuas tensiones diplomáticas, China reaccionó con firmeza a las declaraciones del primer ministro japonés Sanae Takaichi sobre el tema de Taiwán, intensificando aún más la confrontación bilateral.

La presentadora del programa Pivot, Chisa Kotemori, entrevistó a Yasuko Eto ( Nota 1), profesora de la Facultad de Derecho de la Universidad Gakushuin y experta en política internacional en Asia Oriental, para ofrecer un análisis en profundidad de la estructura profunda y la posible dirección del deterioro de las relaciones Japón-China. Eto señaló que la situación actual ya no es una extensión de un solo conflicto diplomático, sino que se debe al deseo de China de remodelar su imagen internacional, de presentarse como pacifista internacional y de explotar estratégicamente las contradicciones entre el pasado y el presente con Japón. A continuación se presenta una recopilación de los puntos clave del vídeo de la entrevista.

China ha remodelado su posición a través de la situación internacional

Eto considera que desde el estallido de la guerra entre Ucrania y Rusia en 2022, el orden político global ha sido turbulento y China está intentando ajustar su posición internacional. En el pasado, China era vista a menudo como un país en desarrollo, un país con disputas de derechos humanos y un sistema no democrático, pero ahora intenta presentarse como un “vencedor de la Segunda Guerra Mundial”, un defensor del libre comercio y una “potencia responsable”. Bajo este marco narrativo, la historia de agresión de Japón contra China durante la Segunda Guerra Mundial y la mejora de las relaciones con Taiwán se consideran el papel más adecuado para que China sea retratada como un “villano”. La estrategia actual de imagen de China es establecerse como pacifista internacional y como una potencia poderosa y respetada que pueda asumir la responsabilidad de mantener el nuevo orden internacional.

¿Es el incidente de irradiación por radar una estrategia de alto nivel en China?

Hablando sobre el último incidente de irradiación por radar, Eto considera que tal comportamiento probablemente no provenga directamente del más alto nivel del gobierno central, pero es muy probable que, bajo el ambiente general de presión de alto nivel sobre Japón, el nivel medio del ejército e incluso las unidades de primera línea hayan tomado acciones agresivas. Sin embargo, subrayó que Pekín seguirá evitando que la situación se descontrole. Dado que China no ha hecho pública esta operación militar ni ha hecho una declaración clara sobre el incidente, también refleja en cierta medida que le preocupa que la agresividad excesiva del ejército pueda causar consecuencias en cadena.

Los escrúpulos de China: “pisar el freno” a nivel económico

Eto señaló que, a pesar del aumento de las acciones de estímulo a nivel diplomático y militar, China ha ejercido claramente contención en el ámbito económico, presionando únicamente a industrias simbólicas como las importaciones de marisco, y sin asumir ataques sustanciales contra las cadenas de suministro y las empresas japonesas, debido a condiciones económicas internas débiles como el consumo lento, el continuo declive del sector inmobiliario, el mercado laboral lento y el deterioro de las finanzas locales.

En este contexto, las empresas financiadas por el extranjero, la cooperación técnica y las cadenas de suministro transnacionales están cobrando cada vez más importancia para las economías locales. Si se llevan a cabo represiones excesivas contra las empresas japonesas, esto podría desencadenar la retirada de capital extranjero y causar un daño secundario a la economía china. Además, los recientes cambios de política de China sobre las exportaciones de tierras raras también la han hecho aún más temerosa de abusar de la “marca de tierras raras” para evitar acelerar el establecimiento de una cadena de suministro desininizada en todo el mundo. Eto señaló que China puede tomar decisiones irracionales a veces, pero en cuestiones económicas saben que la presión excesiva solo les perjudicará.

El control de la opinión pública en China: presión vaga y disuasoria

En cuanto a la manipulación de la opinión pública, analizó que China siempre ha creado un efecto disuasorio mediante la “represión selectiva”. Si el funcionario quiere suprimir cierto tipo de discusión, deliberadamente reprimirá casos concretos y hará que otros se autocensuren. Este modelo también se aplica a empresas extranjeras, dejándolas en un estado de incertidumbre y vigilancia. Aunque esta estrategia puede crear un elemento disuasorio, China ha evitado en los últimos años atacar a gran escala empresas japonesas, sabiendo que tendrá serios costes internacionales y económicos.

Las futuras relaciones entre Japón y China: no mejorarán a corto plazo, y se espera que el impacto continúe hasta el próximo año

Eto cree que las relaciones entre Japón y China son difíciles de mejorar a corto plazo. Japón planea completar la revisión de sus documentos de seguridad para 2026, lo que abordará el fortalecimiento de las capacidades de autodefensa y los asuntos más delicados de China. Se espera que Pekín siga presentando esto como un socavamiento del orden internacional de posguerra. Prevé que la recuperación a nivel diplomático podría disminuir gradualmente en unos meses, pero la tensión general continuará al menos hasta el próximo año.

El siguiente punto de inflexión más probable es la cumbre de APEC en China. Si Japón y China logran organizar conversaciones entre líderes durante la reunión, se espera que sea una oportunidad para calmar las tensiones, pero esta oportunidad aún depende del progreso de las discusiones sobre política de seguridad.

Japón debe estar alerta ante los intercambios estratégicos entre Estados Unidos y China

Eto enfatizó que los cambios en las relaciones entre Estados Unidos y China tendrán un impacto profundo en Japón. Las políticas impredecibles de la administración Trump han generado preocupación de que Estados Unidos y China también puedan entablar intercambios estratégicos en el futuro, y Japón se ha convertido en una moneda de cambio que puede ser utilizada, y situaciones similares se han producido muchas veces a lo largo de la historia. Aunque el Departamento de Estado y el ejército de EE. UU. han enfatizado la importancia de fortalecer la cooperación entre Japón y Estados Unidos en los últimos años, las decisiones a nivel de la Casa Blanca aún pueden cambiar de forma inesperada. Recordó que Japón debe evitar desequilibrios pasivos a escala geopolítica a medida que se profundiza la competencia entre Estados Unidos y China. Eto Nayako considera que la actual relación Japón-China está ostensiblemente dominada por guerras diplomáticas de palabras y provocaciones militares, pero la verdadera fuerza motriz proviene de la transformación del orden global, la construcción de la autoimagen de China y la compleja estructura de las presiones políticas y económicas internas de Japón.

En esta tensión que afecta a la seguridad asiática y a las cadenas de suministro globales, Japón debe responder simultáneamente en políticas diplomáticas, económicas y de seguridad; China también debe estar alerta ante asumir riesgos que puedan volverse en su propio desarrollo. Subrayó que, aunque el riesgo de una escalada del conflicto no puede ignorarse, ambas partes también son conscientes de los altos costes de una escalada excesiva, y cómo equilibrar la presión y la contención será clave para determinar la dirección futura de la situación.

Nota 1. Nahoko Eto presentó:

Profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad Gakushuin y jefe del Grupo de Investigación sobre China en el Instituto de Geoeconomía, su especialidad está en política internacional del Este Asiático y en las relaciones Japón-China. Máster por la Universidad de Stanford y doctorado por la Universidad Keio. Juris Doctor. Ha trabajado en el Instituto Japonés de Investigación Económica (JETRO) y en el Centro de Estudios Regionales del Instituto Nacional de Humanidades.

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