La velocidad de evolución de los activos criptográficos es realmente sorprendente. Después de las primeras exploraciones en blockchain y criptomonedas, el mercado fue testigo del crecimiento explosivo de los tokens no fungibles (NFT). Hoy en día, una nueva clase de activos — los tokens semi-fungibles (SFT) — están cambiando silenciosamente todo el panorama ecológico. Para inversores y desarrolladores, entender las diferencias sutiles entre estas categorías de activos se vuelve cada vez más crucial.
La intercambiabilidad de los activos: comenzando por el concepto básico
Para comprender verdaderamente la lógica de funcionamiento de los activos no fungibles y semi-fungibles, primero es necesario aclarar el significado de fungibilidad.
La fungibilidad se refiere a la capacidad de un activo para ser intercambiado en una proporción 1:1. Por ejemplo, el dólar estadounidense: ya sea un billete liso o arrugado, su valor facial y capacidad de cambio son exactamente iguales. La moneda fiduciaria y la mayoría de las criptomonedas pertenecen a esta categoría.
Por otro lado, la no fungibilidad enfatiza la singularidad. Cada activo no fungible posee un