El ensayo critica los protocolos KYC (Conoce a su cliente) como prácticas intrusivas de recopilación de datos disfrazadas de medidas de seguridad. Originado de cambios regulatorios posteriores al 11-S, el KYC se ha extendido al cripto, comprometiendo la privacidad de los usuarios mientras beneficia a las industrias de vigilancia. El artículo destaca la ironía del almacenamiento centralizado de datos que socava la promesa de libertad financiera de blockchain, abogando por alternativas más respetuosas en la protección de la información del usuario.